Glasgow y la nada
Por Martha Meier Miró Quesada– Diario EXPRESO.
La Conferencia de Glasgow sobre cambio climático no pasará de discursos. No se llega a ningún acuerdo, los únicos que siguen la línea de las reuniones somos los periodistas que repetimos el plato vez tras vez, mientras los gobernantes cambian, se olvidan de la posición de su antecesor, lloriquean y al final nada.
Estúpido ha sido el mensaje del presidente Pedro Castillo sobre la protección de los bosques, pues su gobierno no tiene la más mínima vocación conservacionista, y le da palmaditas a los cocaleros destructores del bosque y usuarios de toneladas de sustancias derivadas del petróleo en sus pozas de maceración.
Sobre la problemática ambiental nadie debería permanecer impávido y menos usar el tema con hipocresía o afanes de ganarse porotos políticos.
Los periodistas no podemos olvidar estas noticias aunque muchos pretendan mover sus corruptos “hilos, en la vana ilusión de tapar el sol con un dedo. Tampoco tildar de comunista a quienes buscan con sinceridad recuperar el equilibrio ambiental.
En todas las épocas, en todas las culturas, voces fuertes se levantaron tratando de llamar a la cordura. La conciencia ambiental para nada es asunto nuevo. Ojalá lo de Glasgow tuviera efecto y no quedara solo en el discurso.
La humanidad cuenta ya con todas las herramientas que harían posible el ansiado cambio de rumbo. “Nuestro país comparado con lo que era, se asemeja a un cuerpo consumido por la enfermedad; todo lo que había de tierra grasa y fecunda ha desaparecido y no nos queda más que un cuerpo descarnado…”. Este comentario que parece tan actual data de varios siglos antes de Cristo y pertenece al filósofo griego Aristocles, más conocido como ¡Platón!
Decía John F. Kennedy que “Cada generación tiene que luchar de nuevo con los saqueadores, con la tendencia a utilizar los recursos públicos en beneficio propio y con la inclinación a preferir las ganancias a corto plazo a las necesidades a largo plazo”.
En la histórica “Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano”, más conocida como “Conferencia de Estocolmo” (5 al 16 de junio de 1972) una mujer menuda, ataviada con un típico “sari”, con pausada y firme voz recordó a los líderes y representantes oficiales la responsabilidad que les competía frente a la crisis ecológica.
Fue Indira Gandhi y refirió que, desde siglos lejanos, un buen gobernante de su país reconocía la necesidad de velar también por la flora y fauna, importante patrimonio de los pueblos: “A través de toda la India, edictos grabados en roca nos recuerdan que hace 22 siglos el emperador Asoka definió como deber del rey no sólo el de proteger a los ciudadanos y castigar a los infractores de la ley, sino también el de preservar la vida de los animales y de los árboles de la floresta”.
López Obrador se lanza contra la COP26: “Ya basta de hipocresía y de modas”
El presidente mexicano minimiza su ausencia de la cumbre climática y asegura que el nuevo plan mundial contra la deforestación está inspirado en Sembrando Vida, uno de sus programas de Gobierno
Por ELÍAS CAMHAJI– Diario El País.
Demasiadas promesas y pocas acciones concretas. Así ha justificado el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, su ausencia de la COP26, la más reciente cumbre del clima que se celebra en Glasgow, en Escocia. El mandatario ha menospreciado el alcance de estos encuentros para combatir la emergencia climática, al insinuar que son demasiado frívolos y protocolarios. “Ya basta de hipocresía y de modas, lo que hay que hacer es combatir es la desigualdad monstruosa que hay en el mundo”, ha dicho en su conferencia de prensa.
El presidente ha asegurado que existe un doble discurso entres los jefes de Estado y de Gobierno que sí acudieron al encuentro global. “Al mismo tiempo que se están llevando a cabo estas cumbres para la protección del medio ambiente y enfrentar el cambio climático, los países más poderosos están aumentando la producción y extracción del petróleo”, ha agregado López Obrador. “Y luego llegan todos en aviones particulares (…) Europa estaba llena de aviones de puros mandatarios y jefes de Estado”, ha lamentado.
López Obrador también comparó la cumbre del clima con Foro Económico Mundial de Davos (Suiza), donde las élites económicas y políticas de Occidente analizan cada año la situación del sistema financiero internacional. “Ahora ya no es Davos, ahora son estas cumbres”, ha dicho. López Obrador usó el símil de Davos para esgrimir el argumento del “neoliberalismo”, un cajón de sastre recurrente en sus discursos, lo mismo para responder a las críticas contra su Gobierno que para menospreciar el movimiento feminista o, como ahora, la cumbre del clima.
El Gobierno mexicano llegó al encuentro de Glasgow en medio de críticas por promover una reforma eléctrica que bloquea la generación a partir de fuentes renovables, mayormente en manos de privados, para devolver la rectoría del sector a la estatal Comisión Federal de Electricidad. Antes, la Administración de López Obrador había estado en el centro de la polémica por impulsar la construcción de la refinería de Dos Bocas como una de sus prioridades. Las autoridades enarbolan el discurso de la soberanía energética, mientras que los activistas medioambientales se exasperan por las apuestas gubernamentales por los combustibles fósiles. El país latinoamericano exigió en el G20 que los países más ricos dieran más dinero para combatir el cambio climático, al tiempo que desapareció su propio fideicomiso nacional para atender el problema el año pasado.
El medio ambiente ha sido uno de los talones de Aquiles de la agenda del presidente e, incluso, ha provocado protestas por el papel protagónico de los megaproyectos en los discursos del Gobierno. Pero López Obrador no cree que las críticas estén justificadas. El presidente ha dicho que el acuerdo mundial contra la deforestación, que se firmó el martes y al que México se adhirió in extremis, está “inspirado” en Sembrando Vida, un programa de su Administración que reparte subsidios a cambio de plantar árboles y plantas en parcelas abandonadas o en desuso. “No van a reconocerlo, pero ¿qué fue lo más significativo de ese encuentro? Fue la firma para sembrar árboles”, dijo el presidente. “¿De dónde creen que salió eso? De Sembrando Vida”, ha agregado en una seguidilla de preguntas retóricas, que remató al decir que se trata del “programa de reforestación más importante del mundo”.
El programa ha cubierto más de un millón de hectáreas plantadas en tres años de implementación y ha recibido un presupuesto de 70,000 millones de pesos, unos 3,500 millones de dólares. Pero la necesidad de recibir los subsidios también ha provocado una pérdida de cubiertas forestales en el 11% de las parcelas del programa, según el World Resources Institute (WRI). “Es cierto que no se conoce otra experiencia de este tamaño en un plazo tan corto. Pero precisamente los problemas están llegando por la velocidad en la implantación y la necesidad de recursos y técnica de un proyecto de esta envergadura”, apuntó José Iván Zúñiga, investigador de WRI, en una entrevista la semana pasada.
México ha insistido a Estados Unidos para que financie la implementación de Sembrando Vida en Centroamérica para combatir las causas estructurales de la migración, pero los acercamientos con la Casa Blanca no se han concretado. John Kerry, el encargado de Washington para el cambio climático, ha aplaudido el liderazgo de sus vecinos en la promoción de campañas de reforestación, pero hasta ahora todo ha quedado en elogios. López Obrador recordó el intercambio de halagos durante la visita de Kerry hace dos semanas, pero EE UU aún no está convencido de financiar el programa. Las organizaciones también tienen dudas: no existen monitoreos medioambientales e indicadores contundentes del programa.
López Obrador, un presidente reacio a salir del país y poco entusiasta de las instancias multilaterales, ha adelantado que este será el tono que adoptará en su visita a Naciones Unidas la próxima semana. “No voy a llevar el avión presidencial”, ha dicho en tono de broma para sellar el tema.
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